miércoles, 27 de agosto de 2014

Y doscientas historias más que contar...

Con  las horas a los pies de la cama y el calzado recién salido de la lavadora sobre el colchón del 2000 y no recuerdo...

Con los pómulos hundidos en la almohada, en la sala de espera de los días grises y lluviosos que se sabe que tardarán más en cesar de lo que les costará regresar.

Con los prontos de las tardes copiosas sumisa de las caminatas de mi cuarto a la cocina y de la cocina al cuarto. Como si de un intercambio entre agosto y noviembre se tratase, como una resaca sin sed y un te echo de menos sin reciprocidad.

El eco de los coches pegándose a la ventana, vetusta morla insistiendo con sus días raros ,la taza de té humeante, la ira que la puerta abierta del cuarto despierta al haber sido cerrada ocho veces consecutivas y doscientas historias más que contar un miércoles de agosto sin agosto.

And after all you are my wonderwall*

He vuelto a ese lugar

No puedes evitarlo y recuerdas con excesiva nitidez tu cara oculta entre tus manos empapadas de lágrimas. Las sábanas, los recuerdos, el fut...