Con las horas a los pies de la cama y el calzado recién salido de la lavadora sobre el colchón del 2000 y no recuerdo...
Con los pómulos hundidos en la almohada, en la sala de espera de los días grises y lluviosos que se sabe que tardarán más en cesar de lo que les costará regresar.
Con los prontos de las tardes copiosas sumisa de las caminatas de mi cuarto a la cocina y de la cocina al cuarto. Como si de un intercambio entre agosto y noviembre se tratase, como una resaca sin sed y un te echo de menos sin reciprocidad.
El eco de los coches pegándose a la ventana, vetusta morla insistiendo con sus días raros ,la taza de té humeante, la ira que la puerta abierta del cuarto despierta al haber sido cerrada ocho veces consecutivas y doscientas historias más que contar un miércoles de agosto sin agosto.
And after all you are my wonderwall*