miércoles, 26 de abril de 2017

Brillante normalidad

Empezó el día por la noche contando las estrellas con los ojos cerrados, escuchando su propia respiración y sus propios latidos.Desde siempre le había fascinado ir al revés, a contracorriente. Esclava de su intermitente estabilidad, del tambaleo continuo de su equilibrio, de ser brisa y huracán en cuestión de suspiros. Consciente de la delgada línea que existía entre la cordura y la locura. Consciente de su visceralidad. Excusando los puños amoratados tras el descontrol y encubriendo un estado perenne y tóxico que le arañaba las entrañas. Estado caótico directo al naufragio a cámara lenta. Parpadeos intermitentes estallando entre silencios incómodos. Sollozos sin aliento. Y al fin paz. Esa paz que acompaña a la propia derrota cuando uno mismo se suplica una tregua.

And after all you are my wonderwall


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